Juan Rodó es sinónimo de musical. Debutó a los 23 años en el Luna Park de la mano de Pepe Cibrian y Ángel Mahler con “Drácula, el musical”. Transito todos los escenarios del país, convirtiéndose en la obra más vista de nuestro país y con más temporadas.

 


 

“Me ha dado las mayores alegrías de mi vida” confiesa. En esta charla habla de su vida, su trayectoria y los sueños de un artista que sigue buscando. Además habla de la posibilidad de festejar los 30 años con El Conde después de las idas y vueltas de Pepe y Ángel. Fue el primer actor argentino que se metió en la piel de un personaje de Disney cuando protagonizo “La Bella y La Bestia” en el año 1998 en el Teatro Opera, “Fue soñado” dice de
aquella experiencia. Confiesa su gran sueño de protagonizar una nueva versión de “Nine”, “una de las partituras más exquisitas del Teatro Musical”.
Una charla imperdible, anécdotas, sueños, ganas y su herencia con sus hijos artistas. Un luchador del arte que no descansa.

 

 

“EL MUSICAL ME DIO TODO, ES PARTE DE MI VIDA Y ME HACE FELIZ”

Juan ¿Cómo ves la industria del Teatro Musical en Argentina?

Es una industria que funciona a empujones, arrebatos pasionales. No es porque sea un género productivo para los productores, lo es para los artistas. Hoy hacer un musical en Argentina y que ese proyecto funcione es casi un milagro. Lo que sí valorizo es que en todos los aspectos está hecho gracias a la pasión de todas las personas, sean el rol que sean, que apuestan a que el género se instale. Además, un público que a través del tiempo fue creciendo, fue cayendo, fue renaciendo y así seguiremos. Lo que nos identifica a nosotros es ser una raza de artistas que aman hacerlo y de alguna manera, con plata y sin plata lo vamos hacer igual, sea éxito o no.

Hagamos un paralelismo en lo que fue Drácula en el 1991 y como creció el género hoy…

En relación al Drácula del 1991 hay una distancia tan grande pero hay un detalle que no se perdió. Sigue siendo vigente, el más exitoso de las últimas 3 décadas, es una obra que no fue superada y aún así es muy distante a nuestro teatro de hoy. En aquel momento no se habían visto musicales con luces robóticas y hoy es algo común, quizá hoy la sorpresa está en ver otro tipo de propuestas. Pero sí, se ha recorrido un camino enorme de búsqueda e identidad del musical Argentino, de conquistar y poder realizar proyectos internacionales y eso ha levantado mucho la vara de exigencia tanto artística como del público que va al teatro.

 

 

Hablemos del Conde, nadie imagina un Drácula sin Rodo ¿Cómo viviste y vivís este fenómeno?

Para mi el Conde es un personaje irrepetible, único y me ha dado las mayores alegrías de mi vida. El cariño y la admiración de la público, el poder realizar mi profesión.  Investigar, crecer, madurar y volver una y otra vez a este personaje tan querido. Lo único que tengo para decir de Drácula son cosas hermosas porque con él crecí como artista y cantante.

Se vienen los 30 años ¿Qué recuerdos se vienen del estreno allá por 1991?

Recuerdo, así como un sueño, una imagen onírica es la sesión que tuvimos de filmación del spot de la obra antes del estreno donde se género una producción casi cinematográfica y todos bailábamos el vals. Mucho humo, me sentía en Transilvania, como volando. Fue un sueño, filmarlo sin saber lo que se iba a generar después del estreno, después de esas 40 únicas funciones que se iban hacer. Eso sí, estaba la fantasía de esperar algo muy importante y ya en aquel momento se palpaba algo especial, que iba a marcar una época.

¿Cómo es tu relación con Paola y Cecilia?

Con Paola y con Cecilia siempre fue muy buena. Quizá tuve más vínculo con Cecilia a través de los años porque he hecho varias temporadas, nos hemos divertido, hemos compartido muchos momentos. Cecilia es como mi hermana, la adoro. A Paola también la quiero y la admiro profundamente, pero no tuve la oportunidad de trabajar con ella después de Drácula, sí de ayudarla con la técnica vocal antes del estreno de Mi Bella Dama, tengo el mejor de los recuerdos con ella.

¿Extrañas la obra cuando pasa un tiempo sin hacerla?

Siempre tenia la seguridad de que cada 5 años se iba hacer Drácula, entonces usaba ese tiempo para recorrer otros caminos, oxigenarme y poder disfrutar cada descansa porque cada temporada de Drácula era muy absorbente. Por supuesto, cuando se venía la previa se me venían todas las ganas de volver hacerla.

 

 

Después de todo lo que pasó entre Pepe y Ángel ¿Crees que se puede volver con Drácula?

Si hay voluntad de ellos se podría hacer, si ellos concilian. De lo contrario es imposible, la obra es de ellos y tiene todo el derecho del mundo de decidir hacerla o no. De mi es un 100% sí.

 

¿Qué otra obra de Pepe y Ángel disfrutaste hacer?

Disfrute mucho hacer y la hice solo una vez es “El Jorobado de París”. Una obra que me había encantado de la primera vez en el Luna Park, en la segunda temporada hablé con Tito Lecture, lo intenté pero no me consideraron para el rol. En el 2006 tuve revancha y la protagonice en el Teatro Opera, me encanto hacer Claudio Frollo.

¿Que recuerdos y que te dejo ser el primer protagonista DISNEY en la Argentina con “La Bella y La Bestia”?

Fue un sueño, como estar en un cuento de hadas. Fue mi primer sueño, cuando en el año 94 me regalan el cd dije: “Quiero hacer este Rol!”. Quería cantar “Si no puedo amarla”, es la canción más maravillosa, ideal y solo por esa canción valía el personaje. La posibilidad de hacer una historia animada, fue el primer musical realista de Disney. Fue soñado, después de Drácula fue le personaje más importante. Sobretodo, aprender otro código actoral dirigido por directores extranjeros. Muy distinto al que aprendí con Pepe pero muy enriquecedor. Cada función era un desafió y siempre pensaba en sostener la última nota aguda hasta el extremo. Me acuerdo que el director de orquesta me decía: “Juan, los trombones te odian porque no pueden sostener más la nota de ese agudo tan largo”. Una vez me pase 2 segundos de mi timing, eran 14 segundos y me fui a 16 segundos ¡Para mi fue un Victoria! y como está todo diagramado me cayó el telón del Teatro Opera en la cabeza por la mecanización computada que tenía el castillo. Fue tremendo, me acuerdo del chichón de esa vara de metal en mi cabeza (risas).

Si hablamos de musicales históricos para el mundo musical es Los Miserables ¿Fue un desafío Javert?

“Los Miserables” vino después pero no tenía un enamoramiento previo con Javert. Conocía la obra, tenía los requerimientos para el personaje y logré conquistar el personaje. Sin embargo, ser parte del libro de Víctor Hugo y encarnar ese libro tan emblemático fue otro hito por ser parte de la historia del musical número uno del mundo, eso me llena de orgullo. Sí atesoro la enseñanza de mi madre porque cuando se entero que iba hacer la obra, me resumió el libro, me marco las ideas principales, características del personaje. Fue un trabajo en equipo con mi madre, esa profundización como profesora de literatura que me ayudo muchísimo en construirlo.

 

 

¿Sigue el deseo de hacer Nine?

Sigue siendo, hasta ahora, el último gran sueño a realizar. Ojalá lo pueda hacer, es una obra que me emociona por su contenido humano y por la música, la partitura que es una de las más exquisitas del Teatro Musical.

 

Cumpliste un sueño con Jeckyll and Hyde ¿Hay otro musical que sueñes con hacer?

Tarde 18 años en poderlo realizar, desde haberlo conocido y propuesto a Daniel Grinbank cuando estaba haciendo “La Bella y la Bestia” y él me dijo: “Ese musical es para vos, pero tengo otras obras para hacer”, me la dejo picando. No paré de ese momento en buscar productores en apostar. Finalmente lo logré con un grupo de amigos productores que se animaron, todos orgullosos del producto y sobretodo de haber logrado hacer este musical. Fue un personaje que me llevo en el alma, fue un desafío, una doble actuación y porque me empujo a un costado actoral que no me había enfrentado. Un desafío superlativo, un extremo de dificultad y compromiso actoral. Ni hablar de la música envidiable de ese musical, que hasta el día de hoy sigo cantando, una de las mejores partituras.

Hace poco ví a tu hija Chiara cantando en un streaming y Mateo que es un productor musical exitoso ¿Qué te génera que hayan seguido tus pasos?

¿Qué te puedo decir de mis hijos? De Chiara siento mucho orgullo, primero porque soy su maestro de canto y su guía. Lo que ha conquistado como artista supera lo que imagine, me emociona verla. Ella apuesta siempre, además se forma como bailarina, una artista de un gran nivel. Mateo es compositor, director de orquesta y productor musical, un profundo conocedor de música. Tanto de la música clásica como popular, un gran arreglador y se ha abierto camino en un rubro que yo desconocía, tiene su banda y produce artista. Un orgullo inmenso. Me enseña muchas cosas y me enorgullece su sello distintivo.

¿Qué sentís que le dió el musical a tu vida?

Me ha dado alegrías, propósitos, proyecto y sobre todo me ha infundido motivación para hacer, no solo para hacer yo, sino para formar a los demás. Amor por el género, por descubrir, transitar y comprometerse a una de las maravillas del teatro musical. Sobretodo como eje de vida, de profesión, que uno pueda tener la alegría,  ser rico en experiencias, vivencias y de algo tan maravilloso como disfrutar de obras, libros y música. Es parte de mi vida, me hace feliz.